Ayer
tuve un sueño, pero no un sueño cualquiera, no. Si no fuera porque recuerdo con
exactitud lo que hice antes de meterme en la cama y lo que sucedió
justo después, diría que fue real.
Me levanté de un salto de la cama y asomé mi cabeza por
la abertura de la pared, en ese instante desaparecieron todas las
incertidumbres que pude haber tenido: “un
sueño, nada más…”, pensé.
Las calles estaban desiertas, las paredes estaban
derruidas, abundaba la inmundicia, los vehículos destrozados y en todas partes
había infames soldados. “Un sueño nada más…”
dije.
En todo momento escucho bombas, proyectiles a gran velocidad que estallan con
un estruendo aterrador. Tengo miedo, miedo al escuchar una bomba caer sobre a
ciudad, tengo miedo al percibir los aviones a alta velocidad, tengo miedo…
No importa dónde viva, ni en qué época, el planeta está
sumergido en la guerra más violenta que jamás haya podido contemplar, las
ciudades destruidas, los monumentos asolados, la gente asustada, atemorizada,
acobardada, anulada… pero ya nada importa, no somos muchos los que sobrevivimos
y eso es lo único que importa: sobrevivir.
Silencio, no escucho nada, las bombas han cesado. Estoy
sola y me invade el miedo, mis amigos marcharon hace mucho a por provisiones pero
no sé nada de ellos. Escribo mis visiones sobre una hoja, pues la única manera que tengo
de escapar de esta desdichada vida es soñando y ayer soñé, soñé con la
primavera que nuestro abuelo nos comentó, con un amanecer sin proyectiles, sin
explosiones, sin esconderme, sin miedo…
Ayer tuve por una vez la mente libre y en mis manos
estaba la llave que todo ser humano quiere. En mis manos estuvo la llave que
abría la puerta de un nuevo mundo. Sí, un nuevo mundo fuera de lo físico y de
lo racional.
Ayer soñé… pero quiero soñar de nuevo, salir de esta
realidad, escapar de esta prisión de huesos y volar con osadía en los confines
de la imaginación, pues he llegado a la conclusión de que esa es la única
manera de ser libre en los tiempos que corren.
Distopía · Hace 4 años en algún lugar del insti...