Dejad que arda el
celuloide, dejad que se quemen vuestras retinas. El séptimo arte fenece, sin
fieles ni mártires. Las máquinas reproductoras ejecutan imágenes contra una
pared desnuda: Sin terciopelo rojo como antaño. Fotograma a fotograma,
instantes, retazos de un quizás.
Ni caricias furtivas ni James Dean, soledad en
las butacas. Ya no hay perros andaluces que afeiten ojos a la luz de la luna,
no hay soñadores con cámaras; no hay locos con cámaras. Al menos no como antes.
Quién pudiera frecuentar orgías con Buñuel, desayunar con Breton o
emborracharse en el cabaret Voltaire.
¿Quién pudiera vivir el
ayer?
“Todo acto es un disparo de revólver cerebral” –Tristan
Tzara.
-Distopías.