Epílogo dramático, vástago de algún apóstol carcomido: Ejecutando los
hímenes combustibles de las musas más bellas, las idealistas. Ya no hay sueños, ni nadie que se atreva
a conquistar el mundo. Ni Napoleón, ni Alejandro el grande, ya no suenan los
disparos por los muros de Stalingrado, ni nos acordamos de quien es Siddharta. Busca
una batalla hermosa en la historia y encontraras otra derrota: visionarios con
grilletes, artistas desarmados…
"Para los idiotas las órdenes son leyes" -Henning von Tresckow- (1942)
-Distopías-
pero qué arriba
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